Cómo lo he venido hablando en mis anteriores artículos, he dicho que todo el mundo tiene una vocación pero no todos tienen en valor de responder a ella y por eso acaban conformándose con algo a medio camino. Este es el caso de los actores que anhelan cantar, los jefes de proyectos que ansían ser DJ’s, los directores administrativos que anhelan ser coaches, etc.
Sólo cada uno sabe si se está dedicando a una profesión que ensombrece su alma. Mirar desde el lado, es una tortura. Los dones que tenemos, debemos expresarlos y si no tomamos la iniciativa, el universo encontrará el modo de hacer que salgan de nosotros y muchas veces será a través de situaciones dolorosas, que luego entenderemos cómo aprendizajes.
Conozco muchas personas, que en lo más profundo de su alma han sabido que quieren hacer, pero han seguido en sus trabajos porque en cierta forma les gusta y por lo que les pagan por ello. Sin embargo, cada noche, se sienten insatisfech@s porque no se dedican a expresar sus dones y guía motivacional.
A veces el universo te muestra no solo a través tuyo, sino con los seres que quieres y tienes a tu alrededor: familia, novi@, espos@, jefes, compañeros de trabajo, clientes, amig@s, estás señales que muchas veces representan lágrimas, agotamiento, dolor; sin embargo, con el tiempo te das cuenta que el universo estaba intentando mostrarte tu auténtico camino y que aquellas situaciones y etapas fueron un regalo.
Cuánto más tiempo te quedas en una situación que no corresponde contigo, más te cuesta dar el salto a tu verdadera vocación. Sé que es difícil cuando has trabajado mucho tiempo por algo y que soltarlo da miedo. A mí me pasó con mi primera empresa: hasta que no lo perdí todo: recursos, apto, algunas relaciones familiares, muerte financiera, etc, no tomé la decisión. Hoy después de varios años puedo decir que sí bien fue difícil porque tuve depresión, no fue tan terrible ni tan difícil como pensaba. Nada es jamás en vano y si no fuera porque el universo me llevo ahí: hoy no tendríamos laboratorios, ni una empresa de consultoría en dónde con ambas ayudamos a estructurar, construir y ejecutar sueños a los demás, luego nada es jamás en vano. Cuánto antes des el salto, antes echarás la vista atrás y dirás: “Estoy tan feliz de haber tenido el valor de soltar y saltar” y así te levantarás todos los días feliz listo a hacer lo que te gusta, disfrutando el camino.
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